Nena o Varon

empezá a conocer a tu bebé

 
  • El sol en verano

El mayor beneficio que proporciona la exposición directa al sol es la producción de vitamina D indispensable para la fijación del calcio. Este es un aspecto muy importante durante las primeras etapas de vida pues los huesitos del bebé deben volverse fuertes y resistentes pero, de todas formas, no es un motivo válido para exponer a los pequeños a las radiaciones ultravioletas en horarios malos o por un período de tiempo prolongado.

Alcanzan apenas 10 minutos por día de exposición solar para que el cuerpito del bebé produzca vitamina D y esta exposición debería ser por la mañana temprano o en la tarde cuando ya ha bajado el sol.

No es recomendable llevar al pequeño a la playa hasta que no haya cumplido los seis meses y luego siempre debe estar protegido con factor solar de factor 30 o más y gorro pues la piel del bebé es mucho más delicada que la de los adultos. Se debe aplicar el protector solar al menos media hora antes de que el pequeño reciba los rayos ultravioletas y luego hay que volvérselo a aplicar cada dos o tres horas aproximadamente.

Más allá de la edad que tenga el niño hay que evitar que esté expuesto al sol entre las 11 y las 16 horas.

Las consecuencias de una sobreexposición al sol pueden ser graves. El niño puede sufrir serias quemaduras en la piel, así como aumentar el riesgo de un futuro cáncer de piel.

Una quemadura solar es cuando la piel quedó enrojecida luego de la exposición a los rayos UV y los síntomas dependen de cuán grave es. Las quemaduras leves provocan enrojecimiento, elevación de la temperatura en la zona y eventualmente un ardor o picazón.

Las quemaduras más graves causan dolores más fuertes, hinchazón, ampollas, erupciones cutáneas, jaquecas, mareos, fiebre, náuseas y hasta vómitos.

Es fundamental evitar cualquier situación que pueda hacer que tu hijo sufra de una quemadura grave pero, si de todas formas sucediese, es necesario acudir al médico inmediatamente para que indique el tratamiento adecuado.