La gran mayoría de los bebés usan chupete pero no es recomendable dárselo apenas nacen ni mantener el hábito por mucho tiempo pues, en ambos casos, podría ser contraproducente.
Todos los bebés succionan, en algunas ocasiones para alimentarse y saciar el hambre, en otras únicamente por placer y porque los tranquiliza, Este tipo de succión no nutritiva es la que se asocia con el uso del chupete.
Durante los primeros días de su vida es preferible amamantar al bebé y no darle el chupete pues el pequeño está aprendiendo a succionar para alimentarse. En este período es importante la cercanía de la madre pues, además del alimento, el bebé necesita el contacto y el calor materno.
Es recomendable darle el chupete recién cuando esté establecida la lactancia, a los 15 o 20 días luego del nacimiento. Sin embargo siempre es bueno consultar con un especialista pues hay casos en que estas indicaciones pueden ser diferentes.
Hay pequeños que en vez de succionar el chupete succionan su dedo pulgar. Cuando esto sucede es más complicado lograr que el pequeño deje el hábito pues es mucho más difícil controlarlo.
La succión es importante para el bebé porque le produce un efecto placentero pues ayuda a que descargue tensiones y es de gran ayuda cuando el pequeño tiene cólicos o es muy irritable.
El uso prolongado del chupete puede traer problemas en la boca y los dientes, por eso el pequeño debe dejarlo a los dos años o dos años y medio pues a esa edad el niño ya no necesita succionar y el hábito se volvería contraproducente.