Al nacer, el bebé se alimenta de la leche materna la cual le proporciona los nutrientes necesarios para estos primeros meses de vida. Sin embargo, poco a poco, debe ir introduciendo otros alimentos a su dieta. Lo mejor es consultar al pediatra pero, en líneas generales, el organismo del pequeño se encuentra preparado para ingerir alimentos sólidos a los seis meses aproximadamente.
Lo mejor es prestar atención a ciertas señales que pueden indicar que el bebé está listo para ingerir papillas. Por ejemplo, es importante que pueda permanecer sentado de forma erguida y mantener firme la cabeza para poder tragar bien y que deje de empujar el alimento hacia afuera con la lengua, entre otras cosas. Que el niño sienta curiosidad por lo que comen otras personas y que parezca tener más apetito que antes también son señales a considerar.
Los primeros alimentos hay que dárselos en forma de puré y en cantidades muy pequeñas pues debe acostumbrarse a la experiencia de tener el alimento en la boca y tragarlo. Una vez que se vaya acostumbrando se puede ir aumentando de a poquito la consistencia de la papilla y agregando otros alimentos también hechos puré.
Luego de estos alimentos con consistencia semi-líquida se pueden agregar otros molidos o triturados esperando nuevamente el tiempo necesario para que el pequeño se acostumbre. Finalmente podemos incluir pequeños pedacitos que se puedan agarrar con los dedos.