Durante el embarazo el cuerpo de la mamá sufre varios cambios, muchos de los cuales son consecuencia del aumento de la producción de ciertas hormonas.
Por tal motivo es normal que los pezones de la embarazada experimenten pérdidas de una sustancia acuosa de color amarillento llamada calostro. Este hecho es consecuencia del aumento de la hormona de la lactancia, la Prolactina, y generalmente sucede en tercer trimestre, aunque también puede ocurrir un poco antes (a partir del cuarto o quinto mes de embarazo).
La aparición de calostro manifiesta que las glándulas mamarias han comenzado su proceso de producción y no hay que intentar evitar las pérdidas ni tampoco realizar extracciones manuales del líquido. Simplemente hay que permitir que las fugas se den con normalidad y, en el caso de que sea necesario, se pueden utilizar protectores mamarios absorbentes para mantener limpia la ropa interior.
El calostro se caracteriza por ser rico en nutrientes y constituye el primer alimento del bebé cuando nace hasta que se produce la subida de la leche.
Si bien la pérdida de calostro durante el embarazo es de absoluta normalidad, también lo es el hecho de que no suceda por lo que no hay que alarmarse si no se experimentan estas secreciones.