El juego es muy importante en el proceso de aprendizaje de los niños y es, a su vez, una de las mejores maneras de asimilar el conocimiento.
A través del juego los pequeños aprenden a expresarse, a interactuar con el mundo que los rodea, a descubrir su cuerpo y sus movimientos desarrollando la coordinación y la motricidad a la vez que ejercitan los músculos de su cuerpo. Además, aprenden cuáles son sus capacidades y limitaciones, qué les gusta y qué no, qué les resulta fácil y qué les cuesta más.
Dado que el juego está íntimamente relacionado con la estimulación y el aprendizaje es particularmente relevante que los padres jueguen con sus hijos. Es una oportunidad para conocerlos mejor y para inculcarles buenos valores enseñándoles lo que está bien y lo que está mal. Es importante que los adultos seleccionen los juguetes adecuados que sirvan para aprender y que sean seguros.
Cuando los bebés juegan con otras personas desarrollan habilidades sociales que les serán sumamente útiles, sin embargo es necesario que también jueguen solos porque eso les permite conocer mejor su cuerpo y sus capacidades motoras.
Los niños aprenden mucho en base a la repetición, es por eso que insisten para que se reiteren situaciones una y otra vez. Además también aprenden imitando por lo que es bueno tener en cuenta que al jugar con un pequeño cualquier actitud o gesto puede servirle de modelo a imitar.
Es bueno que los padres tengan en cuenta que una vez que el niño domina un juego pueden incluir leves cambios para que el pequeño continúe aprendiendo. Estas variantes que aumentan la dificultad hacen que el niño se enfrente a un nuevo desafío que debe resolver y de esta manera aprende a buscar soluciones a los problemas que se le puedan presentar.
También es importante para el desarrollo de su autoestima que el chico pueda alcanzar el éxito en el juego, o sea que, al menos algunas veces, se le permita «ganar», «alcanzar la meta» o «lograr el objetivo».